viernes, 2 de marzo de 2012

Orígenes de Aurora (canción a la bandera)


Aurora es una ópera  argentina de Héctor Panizza. Fue la primera ópera argentina estrenada en la temporada inaugural del Teatro Colón (Buenos Aires). El aria principal originó la "Canción a la bandera" ("Alta en el cielo"), que se conoce con el mismo título de modo independiente a la ópera completa y la cual es una de las canciones oficiales del Estado Argentino.


Historia
La ópera fue compuesta por el músico argentino Héctor Panizza (1875-1967), director de orquesta y autor de varias obras del repertorio lírico. Se estrenó en el Teatro Colón, en septiembre de 1908, a pocos meses de haber sido inaugurado el famoso teatro de Buenos Aires. Es una pieza creada para exaltar los ideales patrióticos en vísperas de la celebración del Centenario.
El libreto de la pieza es de Luigi Illica, responsable de los textos de famosas operas como Tosca, Madamme Butterfly y La Bohème de Puccini. Aurora fue escrita en italiano, idioma propio del género operístico. Para acompañar al italiano y suministrarle la información histórica y el contexto nacional que debía dar sentido y referencia al argumento se sumó como argumentista el argentino Héctor Cipriano Quesada.
Aurora fue repuesta en el Teatro Colón en 1909, 1945, 1953, 1955, 1965, 1966, 1983 y 1999.


Tema
El título Aurora coincide con el nombre de la heroica y trágica protagonista, y simultáneamente remite en forma metafórica a la alborada de la Independencia nacional, ya que la acción transcurre durante los sucesos de mayo de 1810 en la provincia de Córdoba y aparecen personajes históricos puntuales como Santiago de Liniers y Güemes.
La pareja romántica era el joven patriota Mariano y la bella Aurora que es la hija del jefe de las fuerzas españolas en la ciudad mediterránea. Las tribulaciones de los amantes ocurren durante los hechos de la lucha por la Independencia. La obra tiene tres actos.


Acto Primero
Se desarrolla en la biblioteca del convento de la Compañía de Jesús, en Córdoba. Entre los seminaristas que arreglan los libros de la biblioteca, se encuentran los novicios Mariano y Raymundo. Entra un sacerdote con una canasta para colocarla en el altar de la Virgen. Cuando sale del aula, los seminaristas buscan ávidamente en la canasta un mensaje de Buenos Aires.
Mariano encuentra una flor que oculta un pedazo de papel en que se lee: “Jóvenes: ¡Salud a la aurora que surge en el cielo de la Patria! La lucha por la Independencia principia hoy, 25 de mayo; hoy comienza la Patria". Su amigo Raymundo encuentra otro mensaje, en cuya envoltura se halla la siguiente advertencia: "Que lo abra quien tenga corazón, y no el servil”. Sin vacilar, Mariano lo abre y da a conocer su contenido: “¿Córdoba únicamente ha de ver agitarse contra la patria el estandarte de la reacción? ¡No, Córdoba no ha de ser servil! ¡Muerte a Linares y a Ignacio de la Puente! Jóvenes: vuestro convento domina la plaza. Linares ha escondido allí armas y municiones. Abrid esta noche el convento al pueblo y entregadle las armas, o todo se habrá perdido". Ante la perplejidad de todos, Mariano reacciona y los gana para la causa patriótica, invocando la protección de la Virgen. Pero el gobierno sospecha del movimiento y hace ocupar militarmente la iglesia. Ignacio de la Puente, jefe del ejército realista, ha convocado al pueblo para que acuda a la iglesia y defienda la causa del rey.



Un patriota, Don Lucas, arenga a la muchedumbre y consigue que se adhiera al movimiento revolucionario. Ante el inesperado pronunciamiento, los jefes realistas deciden convertir la iglesia en fortaleza, en donde disponen de armas suficientes para dominar la rebelión. Mariano se encuentra ante un dilema terrible: al enamorarse de Aurora, hija del jefe realista don Ignacio, no se atreve a ceder a su amor para no traicionar la causa que se propone defender. Al final del acto, la llegada de los patriotas interrumpe sus vacilaciones, al mismo tiempo que las campanas del convento anuncian un nuevo día.

Acto Segundo
La escena se traslada a la residencia de don Ignacio de la Puente. Una comisión de patriotas, al frente de la cual se hallan don Lucas, Mariano y Raymundo, penetra en el palacio para exigir la rendición de las tropas realistas. El jefe español se niega rotundamente; ante la insistencia de los delegados, les expresa que dará su respuesta definitiva al despuntar la aurora. Mientras que don Ignacio toma las medidas necesarias de precaución, Mariano, en traje de seminarista, entra sigilosamente a la residencia y explica a Aurora sus ideales de libertad, a los que deberán sacrificarse hasta los anhelos más queridos del corazón.

Acto Tercero
El tercer acto transcurre en una estancia cordobesa. Al anochecer, don Ignacio se entera del fusilamiento de Linares. La gravedad de la situación lo decide a dejar a su hija en un convento hasta que haya pasado la tormenta de la revolución. Conversando con Aurora, se escucha de repente un choque de armas. Momentos después, se lleva ante el jefe español a un prisionero. Aurora lo reconoce enseguida: es Mariano. No puede evitar una exclamación de asombro, que hace comprender a su padre que existe entre ambos una relación sentimental. De momento manda llevar a una celda al prisionero, quien declara ser un campesino ajeno a los acontecimientos políticos. Pero uno de sus subalternos lo ha reconocido y explica a su jefe la intervención que Mariano ha tenido en el movimiento. Don Ignacio resuelve entonces someterlo a un consejo de guerra, que lo condena a muerte por espía y traidor.
En una entrevista clandestina, los amantes se confiesan la intensidad de sus sentimientos y lamentan el destino que frustra su unión. Una feliz constelación les hace posible la fuga. Los amantes aprovechan la circunstancia pero los centinelas los sorprenden y una bala infortunada hiere a la joven. Al escuchar los disparos, acuden su padre y varios oficiales. La desgraciada muchacha, postrada en el suelo, ve alborear el día. Al elevarse radiante el sol de la libertad de América, exclama: "Mirad, es la aurora. Dios la escribe en el cielo con el sol y en la tierra con su sangre" y expira en brazos de su amante.


Simbología
Aunque falto de color local, no se puede negar al argumento de la obra cierta eficacia romántica, lindante con la típica novela romántica. La simbología enlaza, con el nombre de Aurora, la aurora de Mayo, el despuntar de la patria, con el nombre de la desventurada muchacha, convertida por amor, al credo de la libertad de su amante.


Aria
Fue famosa un aria de la obra que cantaba el tenor Amedeo Bassi (Mariano) al final del segundo acto, en un “intermedio épico” en que se descubría en la figura de un águila que planeaba en lo alto la imagen de la bandera nacional y le cantaba. Ese segmento fue un éxito y se pedía la repetición del mismo durante las representaciones. Conocido originalmente como "Canción a la Bandera" es la canción que se separó para ser cantada en las escuelas de la Argentina con el nombre de toda la Ópera, "Aurora".
Durante el gobierno de 1943 se le encargó a Josué Quesada traducir el libreto junto a Ángel Petitta. Esa versión en castellano se estrenó otra vez en el Colón el 9 de julio de 1945, ante el presidente Edelmiro Farrell y el vicepresidente coronel Juan Domingo Perón. De nuevo el éxito de la ópera y del aria fueron muy grandes. Más tarde un decreto oficial convirtió a la Canción a la bandera en canción obligatoria para los escolares argentinos.


Texto original en italiano
El texto original de 1910 para el aria de la Opera, posteriormente traducido al castellano, es el siguiente:                                                                   

Alta pel cielo, un’aquila guerriera,                                   
ardita s’erge in volo trionfale.                                       
Ha un’ala azzurra, del color del mare,                           
ha un’ala azzurra, del color del cielo.                                
Così nell’alta aurora irradiale,                                      
il rostro d’or punta di freccia appare,                            
porpora il teso collo e forma stelo,                               
l’ali son drappo e l’aquila è bandiera.                           
È la bandiera del Paese mio,                                         
nata dal sole; e ce l’ha data Iddio!                                 

Letra: Luigi Illica y Héctor Cipriano Quesada              
Música: Héctor Panizza                                                 


Texto en castellano
Alta en el cielo, un águila guerrera
audaz se eleva en vuelo triunfal.
Azul un ala, del color del cielo,
azul un ala, del color del mar.
Así en el alta aurora irradial,
punta de flecha, el áureo rostro imita
Y forma estela, al purpurado cuello,
el ala es paño, el águila es bandera.
Es la bandera de la Patria mia
del sol nacida, que me ha dado Dios

Letra: Josué Quesada y Ángel Petitta
Música: Héctor Panizza


Traducción
La traducción efectuada al texto original italiano resultó sumamente creativa, consignando términos que no existen en castellano, errores de interpretación, así como referencias a elementos desconocidos en la Argentina. La referencias a un "aguila guerrera" se entiende entre las referencias clasisistas a la mitología greco-latina, donde se compara un águila de color azul y blanco a la bandera nacional.
El escritor Juan Sasturain escribe sobre los neologismos:
"En el original italiano, no hay “aurora irradial” (no existe en castellano) sino “aureola irradiale”, es decir: la aureola de rayos del amanecer que, como la que ilumina la cabeza de los santos, ilumina al águila(...) se traduce el verso “il rostro d’or punta de freccia appare” como “punta de flecha el áureo rostro imita”, cuando “rostro” es “pico” en italiano: es decir que el pico del águila, iluminado, parece una punta de flecha, el extremo metálico del asta. (...) el verso “Y forma estela al purpurado cuello” [...] por “porpora il teso collo e forma stelo”, que quiere decir (...) que enrojecen (los rayos del sol) el tenso, alargado cuello (del águila) y forman el tallo (“stelo”, no es “estela”), el asta de la bandera. "


Diccionario

Ópera: Género musical nacido en el siglo XVI. Espectáculo dramático con música, escenografía, vestuarios y, a veces, ballet. En él tienen un papel destacado los cantantes solistas, acompañados por una orquesta y, a veces, por un coro. Se suelen representar en teatros especiales de ópera. El guión y diálogos de la ópera se llaman libreto. Desde su nacimiento ha tenido muchos valedores, e incluso algunos compositores han creado exclusivamente para este género.
Aria: es una pieza musical para ser cantada por una voz solista sin coro, habitualmente con acompañamiento orquestal y como parte de una ópera.

Fuentes

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